A menudo nos cuesta comprender por qué una persona que tiene una conducta que claramente le trae consecuencias negativas sigue manteniendola. Esto sucede con cualquier tipo de adicción, pero es más llamativo en el caso de la ludopat&a
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El duelo normal y sus síntomas
Si has perdido un ser querido recientemente o conoces a alguien que este experimentando el duelo, en EA Psicólogos queremos ayudarte a entender que es el duelo y cuáles son sus síntomas más frecuentes para reducir la preocupación habitual ante algunos síntomas, sobre todo cuando es la primera pérdida importante de la vida.
El duelo es una experiencia normal ante la pérdida de un ser querido. Para que se manifiesten los síntomas característicos del duelo tiene que haber existido un vínculo afectivo o vínculo de apego con la persona fallecida más o menos estrecho. En palabras de Parker, uno de los investigadores del duelo, el dolor del duelo es el precio que pagamos por amar.
Existen una serie de síntomas comunes que se observan en niños y adultos, de cualquier cultura o lugar e incluso en el reino animal. Pero aunque todos los duelos se parecen, no hay que olvidar que cada duelo es singular y la persona lo vive de manera diferente, dependiendo, entre otros, de factores individuales y factores propios de la relación que mantenía con la persona fallecida.
Es importante conocer los síntomas normales del duelo para no caer en la patologización de esta experiencia. Dichos síntomas se enumeran a continuación agrupados en cuatro categorías: sentimientos, sensaciones físicas, pensamientos y conductas.
Sentimientos del duelo normal
La tristeza es el sentimiento más frecuente y es conveniente expresarlo del modo que cada uno necesite (lágrimas, palabras,...)
La ira es también un sentimiento frecuente que surge de dos maneras, por la frustración de no haber podido hacer nada por evitar la muerte y por la sensación de desamparo que queda al perder a alguien importante en nuestra vida. Es importante identificar y dirigir de una manera adecuada este sentimiento hacia el fallecido.
La culpa es habitual y se suele presentar respecto a algo que la persona cree que debería haber hecho en el momento de la muerte o algo que no hizo durante la relación. Suele aliviarse cuando la persona se da cuenta que es irracional y acepta que hizo todo lo que pudo.
La ansiedad puede ir de leve a intensa y suele estar relacionada con el miedo a no ser capaz de cuidar de uno mismo sin esa persona o con el miedo a la propia muerte.
La soledad puede ser especialmente abrumadora si se mantenía una relación muy estrecha con el fallecido. El apoyo social puede aliviar aunque no completamente.
La fatiga se puede presentar en forma de cansancio físico o apatía y puede ser especialmente angustiosa para las personas que eran muy activas.
El desamparo suele presentarse en las primeras fases de la pérdida.
El shock aparece sobre todo en el caso de las muertes repentinas aunque también al recibir la noticia de una muerte como consecuencia de una enfermedad.
La añoranza es una sensación frecuente y suele disminuir a medida que el duelo se acerca a su fin.
La emancipación es una sensación positiva ante el fallecimiento de un familiar que condicionaba la vida del doliente. Al principio la persona puede sentirse incomoda con este sentimiento pero después es importante aceptarlo como una reacción normal al cambio que se ha producido en su vida.
La sensación de alivio al igual que la anterior puede ser difícil de aceptar y acompañarse de sentimiento de culpa.
La sensación de insensibilidad suele aparecer al principio del duelo y es una reacción de protección a la avalancha emocional de ese momento.
Sensaciones físicas del duelo normal
Existen muchas sensaciones físicas en el duelo. Entre las más frecuentes están la sensación de vacío en el estómago, la opresión en el pecho o la sensación de despersonalización o irrealidad.
Pensamientos del duelo normal
La incredulidad suele ser habitual en los primeros momentos tras la noticia de la muerte.
El pensamiento confuso también es habitual durante las primeras semanas e impide concentrarse y recordar.
El pensamiento obsesivo puede incluir ideas sobre como recuperar a la persona fallecida, pensamientos intrusivos sobre el momento de la muerte o pensamientos repetitivos sobre el malestar que se siente.
La sensación de presencia del fallecido suele acompañar a la añoranza y puede producir consuelo o miedo.
Las alucinaciones visuales y auditivas suelen ser frecuentes en las primeras semanas. Para algunas personas resultan desconcertantes mientras para otras son positivas.
Conductas del duelo normal
Los trastornos del sueño se manifiestan en las primeras fases y van desde la dificultad para conciliar hasta las interrupciones en el sueño. A veces pueden significar un miedo a soñar, a estar solo o a no despertar. Suelen desaparecer con el tiempo.
Los trastornos de la alimentación se manifiestan en un exceso o déficit de ingestión de alimentos aunque es más frecuente el segundo. Puede conducir a una pérdida de peso.
La conducta distraída esta asociada a la confusión y consiste en acciones que se realizan sin prestar atención y que pueden ocasionar daño o molestia.
La conducta retraída puede llevar a un aislamiento social o una pérdida de interés por lo que sucede alrededor.
Los sueños con el fallecido pueden ser sueños normales o pesadillas y pueden indicar el momento del duelo en el que se encuentra la persona.
Las conductas de evitación de los lugares o los objetos que recuerdan al fallecido pueden ser normales al principio pero desprenderse definitivamente de las cosas del difunto suele llevar a un duelo complicado.
Buscar y llamar al fallecido tanto si se hace en voz alta como internamente.
Suspirar es una conducta relacionada con la sensación de falta de aliento.
La conducta de hiperactividad puede llevar a no soportar estar inactivo.
El llanto se sabe que alivia el estrés emocional aunque aun no se sabe cómo.
Visitar lugares o llevar objetos del fallecido por el temor a olvidarle. Suele disminuir a medida que avanza el duelo.
Hay que tener en cuenta que si estos síntomas persisten durante mucho tiempo o tienen una intensidad excesiva podrían indicar un duelo complicado y es necesario acudir a terapia psicológica. En nuestra consulta de Madrid podemos ayudarte a transitar por esta experiencia de manera sana
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