A menudo nos cuesta comprender por qué una persona que tiene una conducta que claramente le trae consecuencias negativas sigue manteniendola. Esto sucede con cualquier tipo de adicción, pero es más llamativo en el caso de la ludopatía por las consecuencias catastróficas que a nivel económico acarrea, llevando en muchas ocasiones a los jugadores y sus familiares a la ruina.
Existen varias explicaciones para esta cuestión que voy a analizar en este artículo.
En primer lugar, el juego genera en la persona sensaciones de excitación que son percibidas como positivas y en muchas ocasiones se acompañan de alguna ganancia económica, por tanto tras varias experiencias de juego, la asociación juego-emoción positiva-dinero queda reforzada y la persona se siente bien con solo jugar aunque la ganancia no se produzca. Esta asociación queda impresa en nuestro cerebro en un lugar físico que es el centro de recompensa donde tienen lugar las sensaciones de placer. El jugador siente un impulso irrefrenable al estar en contacto con cualquier estimulo que se asocie con el juego: una persona con la que solía jugar, el sonido de la maquina tragaperras, jugar a un videojuego, etc.
Otra explicación relaciona la adicción al juego con ciertos factores de personalidad o tendencias de la persona. Por ejemplo, el jugador a menudo tiende a buscar en el juego una forma de regular sus emociones, especialmente las negativas. Es decir, busca aliviar o escapar de las emociones negativas como la frustración o el aburrimiento a través de la experiencia de juego. Suelen ser personas con un nivel elevado de impulsividad, dificultad para afrontar los problemas cotidianos y una propensión a buscar sensaciones novedosas.
También influye que otras personas del entorno del jugador (familiares o amigos) hayan sido jugadores porque habrán aprendido a menudo desde la primera infancia a ver el juego como una forma de resolver dificultades de todo tipo o como una forma de ocio y diversión.
Relacionada con este aprendizaje a través de modelos están ciertos pensamientos irracionales también llamados sesgos cognitivos que el jugador suele tener en relación al juego y que mantienen la conducta. Aunque pueda parecer que somos seres racionales, la realidad es que la mayoría de nuestras conductas se deciden de forma emocional y así sucede con el juego. Las personas al jugar tratan de predecir los resultados del juego basándose en una parte de la información y por tanto distorsionan la realidad y llegan a conclusiones equivocadas. Vamos a ver a continuación algunos de los sesgos mas comunes en la ludopatia.
El sesgo de las explicaciones post hoc o a posteriori tiene que ver con que el jugador cree que puede predecir los resultados adversos a partir de cualquier variable o presentimiento (por ejemplo, iba vestida de rojo) y por tanto podrá predecir los resultados futuros y evitar así perder.
Otro sesgo tiene que ver con la manera de atribuir los éxitos/ fracasos. El jugador tiende a pensar que los éxitos son fruto de sus habilidades y sin embargo los fracasos se deben a factores externos que se han interpuesto. Algunos juegos como la ruleta permiten que el jugador tome decisiones con lo que aumenta la sensación de éste de estar influyendo en el resultado.
"Perder por poco" es otro sesgo que hace referencia a la tendencia del jugador a pensar que estuvo a punto de ganar (por ejemplo, cuando el numero era próximo al premiado) en lugar de que perdió y este sesgo alienta a que siga jugando porque cree que está más cerca del premio. Relacionada con esta distorsión está la idea de que el azar es un proceso que sigue una lógica, es decir, después de muchas perdidas es más probable que salga premio. Un ejemplo de este sesgo es la tendencia a seguir echando monedas en la máquina tragaperras cuando ya lleva tiempo sin salir el premio creyendo que "está al caer".
Otra forma de autoengañarse es considerar solo lo que ha ganado sin tener en cuenta el total de lo invertido. En este sentido, la memoria también juega en nuestra contra, puesto que se recuerdan con mejor los premios (que son publicitados en televisión o celebrados con un estruendo en la maquina tragaperras) que las pérdidas que quedan silenciadas.
Por último, una conducta muy llamativa en los jugadores es la propensión a hablar con la máquina como si tuviera cualidades humanas (por ejemplo, "¿me estás engañando?"), incluso llegando a conductas violentas (ej. golpear la máquina).
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